La misteriosa Furgoneta Oculta entre los Pinos

¡¡Con la crisis de los cuarenta nó,!! peor aún con la de los <>. Parece uno que rebasada la cincuentena debe volver a cuidarse y hacer ejercicio para bajar esa barriga incómoda he indiscreta que aparece lentamente y que nos fastidia tanto cuando vamos a comprarnos ropa, sobre todo los pantalones...¿O no es verdad?.....

Llevaba ya una temporada aguantando a mi mujer que no paraba de meterse con mi tripa,-- que si haber si hacía algo para bajarla-- y ya me tenía un poco arto, ¡¡la verdad!!. --así que tuve la magnífica idea de comprarme una flamante bicicleta, <> pero no una normal, si no una de esas moderna con todos los últimos avances que permiten circular por algunos caminos complicados de piedras y baches, gracias a esos gruesos neumáticos de tacos y varios amortiguadores estratégicamente posicionados en el cuadro. Así fué como 3 días a la semana, incluidos los sábados salía a rodar con aquella fantástica bicicleta. Madrugaba para hacer mis primeras rutas de pocos kilómetros cerca de donde vivía, pero con el paso de los días fui alargando mis rutas, hasta después de varios meses ya era capaz de hacer 40 km. Tras varias salidas, aparte del cansancio y las incómodas agujetas como es normal, regresaba con un dolor de culo considerable. Sentar mis generosos glúteos << Todo sea dicho>> tengo un culo un poco grande, pero eso sí muy bonito, según dice mi esposa que lo tiene ya muy visto.....sobre aquel diminuto asiento durante un par de horas, no era nada confortable por muy moderna y cara que fuera aquella bicicleta, todo lo contrario, era muy doloroso, una ****** que se solapa con la siguiente salida. Eso era lo peor, pero a todo se acostumbra uno, y con el uso y los kilómetros mi culo fue acostumbrándose a aquel prometedor y ergonómico sillin, incluso prometía cuidar mi próstata....

Parecía que el ejercicio ya comenzaba a notarse en mi barriga. Mirándome en el espejo ya no se apreciaba esa barriga tan prominente, y tanto la vascula como mis pantalones ya empezaban a confirmarlo, pidiendo algún agujero menos en mi cinturón. Parecía que aquello comenzaba a funcionar, incluso mi mujer me prestaba más cariñitos diría yo.
El caso es que está historia comienza una mañana de tantas que salía a hacer mi recorrido por algunas urbanizaciones que estaban a no más de 20 km de mi domicilio. Salía del asfalto de la carretera para tomar caminos de tierra, no demasiado exigentes, yo no era un virtuoso de la bicicleta, y no me apetecía caerme en alguna bajada del camino y terminar magullado por todo el cuerpo, pero admito que con el paso de los días y tras muchos kilómetros sobre la bicicleta ya era capaz de hacer algunas cosillas que jamás hubiera imaginado que haría.

El caso es que una mañana temprana del mes de Junio cuando rodaba por los caminos de mi ruta habitual, divisé bajo una pequeña pinada una furgoneta pequeña de color blanco aparcada a la sombra de los pinos, reduje la velocidad hasta detenerme para observar que tenía las ventanillas bajadas pero desde mi posición tan lejana no podía ver si había alguien en su interior. Me pareció algo extraño, por que acceder hasta allí con un vehículo por aquellos caminos de tierra no era tarea sencilla. Aunque estuve tentado a acercarme disimuladamente a echar un vistazo lo desestimé, y continúe mi ruta no sin darle vueltas a la situación.

Al siguiente día que salí a hacer mi ruta de costumbre, estuve atento al acercarme a la zona de la pinada y para mi sorpresa allí estaba la furgoneta de nuevo en el mismo sitio. Mi curiosidad me pudo, así que me decidí a pasar por detrás de la pinada y echar una mirada sin ser visto. Deslice mi bici por la cuesta y me salí del camino para rodear la pinada desde lejos, después sin bajarme de la bici fui despacio para no hacer ruido, si por algún casual me vieran, siempre podía decir que me había dado un apretón, que por otra parte sería muy normal, apoyé el manillar de mi montura a uno de los troncos más alejados de donde se encontrá aparcada la furgoneta y sigilosamente penetré en la pinada apartando la vegetacion que arañaba mis piernas. Para disimular por si me veían, baje los tirantes de mi culote y fingi que estaba meando aprovechando para mirar la furgoneta de reojo.

La misteriosa Furgoneta Oculta entre los Pinos
Desde mi posición, ya muy cercana veía que los cristales de ambas puertas estaban bajados por completo, pero desde donde me encontraba no me permitia ver el interior de la furgoneta, sólo podia ver parte del salpicadero, si pretendía ver el interior, debería arriesgarme y acercarme un poco más, dudé si hacerlo o no, pero me podía mucho más la curiosidad. La verdad es que el sitio era perfecto para echarse una siestecita, pero eran las nueve y media de la mañana, corría una ligera brisa y el olor a los pinos recalentados por el Sol de aquellas tempranas horas de la mañana era perfecto para ello. Lentamente y procurando no hacer ruido ayudado por el mullido suelo de las hojas de los pinos me aproxime a la ventanilla del copiloto y me quedé impresionado por lo que estaba viendo ante mis ojos.
Un señor mayor de unos sesentaitanos años calvo y con unas finas gafas doradas roncaba plácidamente en su asiento, ligeramente recostado hacía atrás, incluso se le escuchaba el característico silbido tras exalar el aire de su frondoso pecho. Lo más impresionante de aquella imagen era: ver a aquel corpulento señor con su camisa de cuadros desabrochada al completo y sus grandes pantalones y calzoncillos a la altura de sus rodillas, mostraba su prominente barriga cubierta de muchísimo pelo blanco, que nacía desde su pubis hasta su pecho y sobre aquel blanco colchón de canas de su ombligo reposaba una gorda y blanca polla, flácida pero enorme, era tan blanca que dejaba ver con claridad sus innumerables azuladas venas bajo la piel. Otro curioso detalle era: que al no estar circuncitado aquel gordo y amoratado capullo del tamaño de una ciruela, se asomaba tímidamente a medias, tapado por la fina y blanca piel de su prepucio. Debo admitir que mi polla a su lado era la de un niño, hacía pensar que aquel tremendo y <> cuando despertase y se pusiera tieso, no mediria menos de 20 o 22 cm pero ya no sólo era su desdeñable longitud, si no su tremendo grosor. Con semejante longaniza sus pelotas no podían ser mucho menos para asentar aque descomunal rabo encima, observando con atención entre sus blancos y peludos muslos se dejaba entre ver no todo lo bien como para afirmarlo, un par de generosas y seguro gordas pelotas de toro, <>.

La misteriosa Furgoneta Oculta entre los Pinos 2
Sobre el asiento del copiloto había un bote de lubricante Durex de color rojo muy grueso y con la punta redondeada, una botellita, imagino de Pope y una revista de Private. -- la de pajas que se habrán hecho los de mi generación con ellas --y sonreí para mis adentros. Otra cosa que llamaba poderosamente la atención era: el fuerte olor a alcohol en el interior del vehículo, que exhalaba aquel gordote maduro una y otra vez, haciendo que su peluda panza subiera y bajara con ese ritmo acompasado de sus ronquidos. No había que tener grandes nociones detectivescas para saber que hacía aquel corpulento señor allí dormido. Imagino que estuvo bebiendo y le entrarían ganas de hacerse una buena paja sin que nadie le ****** y aquí desde luego era un sitio fantástico, a la sombrita con la brisa de la pinada era un sitio perfecto. El alcohol hizo que después de masturbarse se quedase totalmente sopa y ahora no se enterara ni de mi presencia si quiera, antes de permitirme el descaro de ojear silenciosamente la revista <>. Aquella edición era increíble un papel de altísima calidad con unas fotos buenísimas de una señora entrada en carnes, con unas tetas enormes y un par de fulanos la llenaban todos sus agujeros, acabando ambos en sus enormes tetas y su bonita cara de mujer madura. A continuación dejé la revista en el asiento y volví a mirar al señor que dormía como un bebé duerme en su cunita tras beber su último biberón, comprobando como varias moscas corrían por su pene y se centraban en juguetear y chupetear su gordo capullo de los restos imagino de semen que todavía quedarían entre la piel de su prepucio. Aquellos restos atrajeron a otras moscas y en un minuto su capullo lucía plagado de curiosas y viciosas moscas que recorrían excitadas toda la longitud aquella tremenda polla. Imagino que con aquel cosquilleo, su polla involuntariamente comenzó a reaccionar, engordando y dando pequeños saltitos, estirandose y retrayendo la piel del prepucio dejando al descubierto aquel gordo y morado capullo, que no paraba de engordar y a su vez, a brillar, dejando aquel bonito frenillo expuesto al deleite de aquellas moscas, que excitadisimas y borrachas de lujuria lo chupeteaban en todo su contorno, y que al <> parecía no importarle, y por el gesto de su cara comenzaba a disfrutar de tan excitante limpieza.

En un santiamén aquel maduro pollon tan grande y gordo, lucia en todo su esplendor sobre su peluda panza, <>llegando aquel brillante capullo muy por encima del ombligo, era digno de admirar. Yo estaba embelesado de ver el tamaño que había adquirido y excitadisimo y con mi polla dura y babeando cruzada dentro del mallot ciclista. Aproveché para hacer unas fotos del miembro del señor y marcharme por donde había venido.

Cuando llegué a casa el mallot estaba lleno de líquido preseminal, que tube que limpiar minuciosamente para que mi esposa no pregutara del tema. Y bajo la calida ducha y la la imagen en mi mente de aquel tremendo pollón me hice una fantástica paja.....Continuará
Diterbitkan oleh anniga
1 bulan lalu
Komentar
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anniga
ke xjonjox : Thanks Steve...
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xjonjox
Gran historia. La descripción de ese hombre gordo sexy me puso tan duro. No puedo esperar a las siguientes partes. Todas tus historias son muy eróticas.
Balas